viernes, 19 de julio de 2013

La soledad


         
     No siempre estamos solos, para experimentar la soledad.

     En habitaciones colmadas de almas ruidosas, que compiten con ser las más de lo más. Nos encontramos acorralados en rincones imaginarios de nuestro ego. Emborrachados con la herencia de nuestros ancestros, sin saber cual es nuestro pasado que nos lastra irremediablemente hasta el coral que bullicioso, nos ara encallar a unos metros de la playa paradisíaca que nunca pisaremos.
     Como pasajeros en un metro en hora punta, que nos arrastra hasta un destino donde conectan con mil y unas almas que transitan en un anden en vía muerta.

Dormitados, en silencio obviando una canción de amor, que escupe melodías yermas por altavoces estériles, donde nunca nadie dijo:


         “TE QUIERO MI AMOR”