jueves, 31 de enero de 2013

El alquiler




            Había conocido de joven aquella ciudad, siendo solo un crío, en el típico viaje de estudios. Desde aquel día se enamoro de ella, de su catedral barroca, de sus estrechas en intrincadas calles medievales, de aquel ambiente universitario y bohemio que se podía respirar. Llegó con una pequeña maleta y se hospedo en un pequeño motel del centro. Una vez instalado, salió a la calle para buscar un local donde poder montar el negocio que tantos años había soñado con él. No tardó mucho y por la tarde ya estaba firmando el contrato, treinta años a un precio irrisorio. El local en sí, estaba ubicado justo enfrente de la catedral, en una bucólica plaza. Lugar de paso obligado para todo tipo de viandantes y lo mejor era, que tenía una pequeña buhardilla donde poder vivir. Estaba un poco abandonado  por el gran tiempo que llevaba cerrado pero con un poco de limpieza y una mano de pintura todo arreglado.

            El primer día en el que abrió las puertas para empezar a limpiar, los transeúntes que pasaban se quedaban mirando y en algunos casos, hasta señalando con el dedo. A media mañana una anciana cargada con una bolsa de la compra y apoyada en un bastón se detuvo ante él y le dijo:

─¡Muchacho! ¿Es que no sabes que este local esta maldito? ─señalando con el bastón─  lleva más de cuarenta años cerrado, el último que lo arrendó no pudo aguantar más y se ahorcó en esa misma viga.

─La verdad es que no lo sabía a ciencia cierta, pero usted me lo esta confirmando.

            Tardo una semana en abrir y en el cartel se podía leer en letras rojas:

“Librería esotérica y productos varios el Ahorcado”

Se lee el futuro...

miércoles, 30 de enero de 2013

Habitación 107




Al principió fueron bebes. Solía esperar a la puesta de sol, esperando que la falta de luz me ayudara, pero no me sirvió para nada. Después fueron niños de corta edad, pero comenzaban a llorar y cuanto más mayores, menos receptivos. Lo intenté con  ancianos pero si eran receptivos ya estaban en una etapa avanzada de demencia.
Un día, cuando ya había perdido toda esperanza la vi. Era pleno día, caminaba por la calle y se fijó en mí. Giró la cabeza intentando disimular, pero yo sabía que me había visto. La perseguí día y noche, pero no conseguía el resultado que yo necesitaba.

No sé cuanto tiempo pasó, pero una mañana me habló. Por fin lo había conseguido, eso pensé, que mi pesadilla había terminado. Pero lo que no me había dado cuenta, es lo que le había hecho.

Ella recluida en la habitación 107  y yo en este limbo sin fin.

martes, 29 de enero de 2013

La loma del desaparecido




Dedicado a mi hermana Eva.

Los perros estuvieron ladrando durante toda la noche. Al principio, solo fue el ladrido de uno, pero rápidamente, se extendió a todo el valle. Unos golpes secos se mezclaban con ellos y solo cesaron al alba. Durante las siguientes noches los ladridos y los ruidos continuaron, no pudiendo localizar su procedencia. Habían transcurrido ya tres meses cuando unos muchachos de la localidad más cercana del cerro del lobo, encontraron por casualidad lo que parecía una tumba. Había sido excavada en la roca y después tapada con grandes piedras. Estás, daban la impresión de haber sido movidas no hacia mucho.
Horas más tarde, se presentó en el lugar una comitiva compuesta por el alcalde de la localidad, el sargento de la guardia civil, el párroco, el maestro y como no podía ser de otro modo, una decena de curiosos.

El primero en entrar fue el párroco, por si se tratase de lugar santo. Donde pudiera haberse enterrado a algún mártir. A continuación el sequito a excepción de los curiosos, que por prudencia, que no por ganas se quedaron mirando desde fuera. En el interior encontraron un esqueleto de gran tamaño que parecía un gigante. Había también vasijas rotas que podrían haber tenido algo de valor pero que ahora no quedaba nada. Así como una espada ya oxidada que prácticamente estaba desecha y a la que sólo se le distinguía bien la empuñadura. Al no encontrar nada relevante se decidió o mejor dicho, el cura decidió que el cuerpo fuera llevado al cementerio del pueblo y una vez allí, darle cristiana sepultura.
A la mañana siguiente el cura y los dos enterradores del cementerio llegaron a la tumba y se dispusieron a recoger el esqueleto. Al moverlo encontraron un cilindro de color plateado, esté era muy pesado y de un aspecto que no habían visto nunca. El cura al verlo pidió que se le entregase y mientras los dos enterradores cargaban el cuerpo en el carro, limpió con su pañuelo el artefacto donde descubrió unos extraños caracteres. Paso su dedo por ellos como intentando descifrar su contenido, cuando de repente una fuerte descarga seguida de una potente luz, lo hizo desaparecer de allí.

Aquella misma tarde se volvió a tapiar la entrada y se instó a todos los presente a guardar silencio. Desde aquel día, se conoce el lugar como la loma del desaparecido.

lunes, 28 de enero de 2013

Hacerse el sueco



           
            Germán era un tío simpático, afable, siempre dispuesto a echar una mano. Pero todo cambió cuando encontró aquel trabajo.

            Al principio pensamos que lo hacia por hacer la gracia, el chiste fácil, pero aquello fue a peor. No se quitaba nunca aquella camisa amarilla, ni siquiera para la boda de su primo. Llevaba en los bolsillos, un metro, un bloc, un ridículo lápiz y una llave Allen. Pero lo peor sin duda fue cuando comenzó a decir cosas como: “hagalund, kivik, kupol, stornäs” Aunque la gota que colmo el “Brukbar” digo, el vaso, fue montando una barbacoa, que en vez de  echar una mano desplegó las instrucciones de montaje y me las pasó...


            ...Pero cuando un español mira unas instrucciones de montaje.

viernes, 25 de enero de 2013

Sin playa




            Recuerdo los veranos en la ciudad con calles vacías y un calor sofocante. Pero  del pan con chocolate, al grito de “niños a cenar”, había transcurrido un suspiro, en el cual habíamos viajado de la luna, a la isla del tesoro y de mosqueteros a cowboy en bicicleta.

            ¡Pero como refrescan las olas de la imaginación!

Naturaleza muerta





            Aquel día fue el más caluroso del verano, el medico salió y dijo en un tono solemne:
─El cuerpo está ya frío.

Yo, con tan sólo cinco años, no podía comprender aquellas palabras que retumbaron en mi cabeza durante toda la mañana.

Espere impaciente a que mi abuelo se quedara solo en el dormitorio y en un descuido me introduje sin que nadie me viera. Me quede delante de él, una eternidad, sin atreverme a tocarlo y cuando reuní las suficientes agallas para ello, la voz de un extraño me detuvo. Dos hombres con traje y corbata me echaron de la habitación y cerraron. Una hora más tarde, se volvió a abrir y fue cundo por primera vez, vi una “Naturaleza muerta” 

jueves, 24 de enero de 2013

Castillos de arena




            Aquella última ola, arrastro el castillo de arena. La espuma envolvió partidos de fútbol y carreras en la orilla. Aquella ola se llevó para siempre nuestra amistad y sólo dejo el recuerdo y el salitre en mí retina.

miércoles, 23 de enero de 2013

Jardines de la Atarazana


Era la primera vez que paseaba por aquellos jardines, el olor a jazmín inundaba la noche y la luna iluminaba tenuemente el camino. Al llegar al viejo ciprés se detuvo a contemplar su reflejo en el agua de la fuente, pero no lo vio. Lo que descubrió fue a un extraño, un desconocido al que nunca había visto. Llevaba extraños ropajes y movía los labios como si quisiera comunicarse con él, pudo distinguir, o eso creyó, varias palabras que apunto en una pequeña libreta. Intentó sin mucho éxito llegar a comprender todo el discurso de aquella aparición, pero fue inútil. Los primeros rayos del alba difuminaron la imagen en el  agua. Con cada luna llena visitaba el jardín y año tras año aquellas palabras comenzaron a tener voz. Aquel extraño personaje se comunicaba para transmitirle un secreto, debajo de una de las losas de la fuente se encuentra una pieza de oro que te cambiara la vida. Sin pensarlo hundió la cabeza en la fuente y escudriño en cada una de las losas hasta que una de ellas cedió. Debajo de ella, encontró un brazalete de oro con una piedra de color azul incrustada en ella. Con la cabeza empapada contemplo a la luz de la luna el objeto, que colocó en su muñeca, cuando de repente una luz potente irradio de la piedra e iluminó todo el jardín.

            La búsqueda la habían dado por concluida, el inspector jefe remitió al juzgado un informe donde no encontraba ninguna pista fiable sobre el desaparecido, ni tampoco enemigos ni deudas por lo que descartaba que haya sido asesinado.

            El agente encargado de la investigación, no conforme con el resultado final, quiso investigar por su cuenta y el primer día de luna llena, imitó el comportamiento del desaparecido y paseó por el jardín, no encontró nada y pensó en refrescarse en la fuente, al ir a mojarse la cara descubrió lo que buscaba. El rostro del desaparecido reflejado en las cristalinas aguas que intentaba comunicarse con el policía. 

martes, 22 de enero de 2013

La Cabra


Era la quinta generación y ahora el espectáculo moría. Ya con su padre empezó a decaer. Necesitaba dar una vuelta de tuerca si quería que la función continuara durante más tiempo. Su actuación era un clásico, solo comparable a las mejores obras de la antigua Grecia.  El actor solo contra el público, sin olvidarnos de la cabra.

            Una mañana ensayando, tuvo una idea; “Cambiar las tornas” Se subió al pedestal y empezó las acrobacias mientras que la cabra hacia sonar el piano con su cornamenta. Al principio aunque la música solo eran notas disonantes, el público se amontonaba para ver el espectáculo. Había conseguido relanzarlo, aunque necesitaba pulirlo un poco. Comenzó a dar clases de malabarismo y acrobacia, y a la cabra, la apunto a clase de piano. Poco a poco el número se convirtió en un éxito. De las plazas de pueblo, pasó a circos y a pequeños teatros. A la cabra las lecciones de piano se le daban bien y muy pronto de tocar música melódica paso a grandes temas como “La Macarena” después pasó por Granados, Chopin, Strauss, Brahms o Schubert.

            Pero el éxito no recabo en el espectáculo. Muy pronto la gente solo quería ver a la cabra y el acróbata paso de un segundo plano a desaparecer por completo y convertirse en un oscuro manager.

            Cansado de que la cabra lo hubiera eclipsado elaboro un maquiavélico plan. No podía permitir que la cabra le hiciera sombra, que le robara su número. El día del segundo aniversario de su éxito, o mejor dicho, el de la cabra, invito a todos sus amigos y conocidos más allegados. Preparo una suculenta carne a la brasa y se las sirvió a sus comensales.

            En mitad de la velada alguien preguntó por la cabra y el acróbata destronado se levantó e índico a las sobras de carne que quedaban en la mesa.

            Hubo un silencio en la velada, hasta que un comensal se levanto con una coma de vino y brindo: “Por la cabra, que hasta a la brasa era muy buena”
La gente al unísono, se levantaron para brindar por la cabra.

El acróbata se desplomo en la silla y pensó que hasta muerta lo había vuelto a eclipsar.

lunes, 21 de enero de 2013

Pasado




                    A cada zancada que daba, salpicaba mil y una gotas, cada vez que sus pies golpeaban la cristalina agua de los charcos. Quería dejar atrás su pasado, pero este la perseguía en el recorrido de su vida. Pero por más rápido que corría no conseguía zafarse de él. Pensó en detenerse, dar media vuelta y enfrentarse a él, pues la única manera de librarte de tu pasado es mirándole a los ojos.

domingo, 20 de enero de 2013

Sueño




            Estaba cansada de nadar contra aquella fuerte resaca, pero retomaba fuerzas cada vez que tecleaba en su vieja Olivetti.

sábado, 19 de enero de 2013

Bailando con Billy Elliot




            Quiero ser un Billy Elliot, con camiseta amarilla, calzón verde y zapatillas negras.  Quiero bailar, bailar por la vida por los amigos y por la familia. Quiero seguir bailando.
Por los sueños.

 Ahora, es el momento, no paréis de bailar, que no os detengan.

 Ser un Billy Elliot.

¡Eres una goonies!


Aciaga tarde, había quedado para ver la última película del director de moda  escandinavo con nombre impronunciable. Llovía con ráfagas de aire que volvían los paraguas y a mí, lo último que me apetecía era salir a la calle. Propuse a mis amigos ver un clásico en mi casa. Hice palomitas con la receta secreta de mi abuela, un poco de aceite y un chorreón de anís. Puse el VHS y la música de Cindy lauper comenzó a sonar. Al rato, Gordi, Bocazas, Data, Mickey, Brand, "Sloth",  y los Fratelli habían conquistado a mis amigos cinéfilos. Solo un clásico puede hacer que una tarde de lluvia se convierta en una tarde de “CINE”.

viernes, 18 de enero de 2013

Verano de adolescencia




Ese olor seco, tomillo y espliego. Canto de chicharra y alberca de agua fresca. Mientras ella se bañaba, yo robaba su mirada y sonrisa clara.
No hubo mejor verano que aquel del 84.

jueves, 17 de enero de 2013

El pedo



            ~ Ventosidad ruidosa que se expele por el ano ~.


Aquella madona creada por el propio Miguel Ángel, salió del ascensor en la planta 77 y se dirigió contoneando las caderas hasta la recepción de aquella poderosa multinacional.
El sonido de sus zapatos de aguja retumbaba en el silencio del largo pasillo.
Al llegar, no la hicieron esperar, la acompañaron hacia una de las salas contiguas donde esperaba ya el otro aspirante al puesto de Director adjunto. Un hombre entrado en años y también en kilos. No se saludaron, tan sólo cruzaron las miradas. Les repartieron los tests y les dieron una hora para completar la última de las pruebas. El tiempo fue transcurriendo en silencio, hasta el último momento que fue interrumpido por un sonido seco acompañado de un vibrato final.
La madona se levanto de repente acompañando su salida con un “Que asco”

La puerta de la magnífica oficina del Director Adjunto se abre y por ella aparece la madona, que deja el abrigo sobre una de los sillones y se pasea contemplando el resto de la estancia, se aproxima al gran ventanal desde donde se ve toda la ciudad.

Piensa, que al final de todo, ha conseguido el puesto gracias a un pedo y que para algo le ha servido ser la menor de cinco hermanos... 

martes, 15 de enero de 2013

KGB




Klichenko sabía que no tenía escapatoria. El agente Smith le había dado caza, había descubierto su doble juego. Le apuntaba con su Colt, pero Klichenko aún tenia un as en la manga. Saco la mano lentamente del bolsillo de su gabardina y le enseño a Smith lo que andaba buscando. Hizo el ademán de estrellarlo contra el suelo y Smith  retrocedió, sabía que era mejor dejarlo escapar, a perder para siempre el último “Pitingo”

Identidad




Dejó abandonado el coche en la cuneta, semioculto en la maleza. Recogió una mochila del maletero y se introdujo en el bosque. Caminó durante todo el día sin un rumbo fijo, al llegar la tarde se detuvo bajo un enorme roble. Estuvo meditando durante unos minutos y después saco un revolver  de la mochila, amartilló el arma y agarrándola con fuerza se la introdujo en la boca. Jadeaba con fuerza y buscando la entereza suficiente para apretar el gatillo, miro al cielo. Allí en lo alto del árbol, encontró el cuerpo sin vida de un paracaidista. El cuerpo se encontraba en los huesos y la ropa eran jirones.  Trepó hasta donde se encontraba y solo falto un pequeño tirón para que las cuerdas desgastadas dejaran caer el cadáver. Una vez en el suelo, buscó en sus bolsillos hasta dar con su cartera. El carné de identidad muestra el rostro del paracaidista, un hombre corriente. Como él. Cambia su carné por el del fallecido y prosigue su camino.

Continuara...

lunes, 14 de enero de 2013

Katástrofobia



            Pidió a los Reyes Magos con insistencia, que no le trajesen una bicicleta por navidad. Tenía miedo que un tren pudiera arrollarlo, aunque la vía mas cercana estaba a más de cincuenta kilómetros.
            De mayor las cosas en vez de mejorar, empeoraron. Se fue a vivir al campo por miedo a las aglomeraciones y a los riesgos que conllevan. Busco una región donde las precipitaciones no fueran muy altas por miedo a las inundaciones y crecidas de los ríos. Ubicó la casa en una pequeña loma, en el centro de una llanura. Y por supuesto nunca a menos de trescientos kilómetros de la playa por miedo a los mediáticos “Tsunamis” Trabajaba en casa y hacia la compra por teléfono para evitar coger el coche, aunque tenía un 4X4 en el garaje con todo el equipamiento imprescindible para una emergencia. Había visto una y otra vez todas las películas de catástrofes, no porque le gustaran, sino por aprender, como el que ve al: “El ultimo superviviente” por si un día del trabajo a casa, te pierdes en la selva. Ni que decir tiene que estas películas las había visto en casa y no en los centros comerciales, en los que día si, y día también suceden todo tipo de catástrofes de gran magnitud (como que te cobre 2,50€ por una cerveza mal echada).
Tenía miedo a los terremotos, a los incendios, a los rascacielos, a los meteoritos, a los aviones, a los barcos, a cualquier cosa que pudiera acabar en catástrofe.
Y como el claustrofóbico que un día tiene que subir al piso 35 de un rascacielos y, mal aconsejado por un amigo, se sube en el ascensor:
 –Si solo van a ser un minuto.
¡Ja! Y el tipo es rescatado por los bomberos en parada cardiaca 5 horas más tarde.
También le llego su hora, “El cambio climático”  no había contado con él. Un día empezó a llover y ha llover, 48 horas mas tarde un río había dejado aislada su casa como si fuera una isla. Dudo en coger el coche por miedo a ser arrastrado y dos semanas más tarde, en los mapas se puso nombre a un nuevo cañón.
Lo peor de un katastrofobico no es morir en una catástrofe, es sobrevivir a ella y esperar a la siguiente.

domingo, 13 de enero de 2013

Carboncillo



 A mi buen amigo  Ángel
.
Había sido una buena mañana de caza. Ahora la tribu reunida junto al fuego, realizaban diferentes trabajos: recopilar leña, curtir las pieles, guardar en la zona más fría de la cueva la carne sobrante del mamut, avivar el fuego. Y fue en ese momento con un acto subconsciente, cuando recogió un pequeño carboncillo del suelo y se acerco a la pared desnuda, apretó el carboncillo contra ella e hizo una línea irregular. Era el principio de una de las artes universales, la pintura…

sábado, 12 de enero de 2013

Sahara





A mí  amigo Juan Antonio.

El Jeep se detuvo para siempre en aquella inmensidad, la radio solo devolvía tormenta hueca. El pie se hundió hasta el tobillo en esa arena que comenzaba a pedir el sitio que por derecho le pertenecía. Poco a poco iba cubriendo los neumáticos y penetraba con disimulo dentro del habitáculo. Un paso tras otro me alejaba de aquella postal de soledad y me adentraba en el epitafio de mi vida.

viernes, 11 de enero de 2013

TRABAJO DURO


Tecleó las últimas palabras en su vieja  Rémington. Había trabajado duro en su novela.

Pero había olvidado lo más importante, poner todo su corazón.

jueves, 10 de enero de 2013

CICLO ESPEJISMO


Aquel hombre musculado con mallas ajustadas le mostró el gimnasio como si del Prado se tratase. Una por una, le explicó el funcionamiento de cada una de aquellas diabólicas máquinas. El olor a lavanda se mezclaba con el sudor y el vapor que emanaba de la sauna. Por fin llegó a la última, la estrella de la exposición “La Monalisa” de la casa:
“El ciclo espejismo” una bicicleta estática sacada de la última saga de Star Trek o una similar, con una pantalla de no se cuantas pulgadas e interactiva (Interactiva: palabreja utilizada para no explicar el funcionamiento absurdo de muchos aparatos que cuando aprietas un comando, o sea, un botón, no realizan ni por asomo lo esperado). Salió de aquel ambiente claustrofóbico y emano el aire fresco de la mañana.

Abrió la puerta de aquél  olvidado trastero, inundado de recuerdos sin valor y de recuerdos olvidados. Justo al fondo, como no, detrás de cajas apiladas de apuntes inservibles de la facultad, se encontraba aquella vieja bicicleta. Una clásica, que primero perteneció a un tío suyo, solo algunos años mayor que su hermano mayor y después cuando este ese aburrió, se la cedió al susodicho hermano y por ultimo cuando ya había pasado de moda, llego a sus manos, entre las burlas de sus colegas de barrio obrero que se reían del prójimo por no mirarse en el espejo de su propia lastima.
Limpió el polvo y engraso la  cadena, ahora con su bici clásica modelo del 72 y no una burda imitación made in China, estaba listo para pedalear dirección a la sierra. El pedalear era al principio tosco y cansino, pero una vez en la carretera y el aire limpio en sus pulmones, se sintió como el niño que había encerrado en el trastero, y voló.
Voló con el sol iluminando las cumbres nevadas y el aire acariciando su pelo, acompañado del sonido monótono de su pedalear mecánico, interactivo:

 A cada pedaleo, la bicicleta con él controlando los comandos, avanzaba hacia una sensación olvidada. 

miércoles, 9 de enero de 2013

LA PRIMERA NEVADA


La costa se dibuja en el horizonte como un sueño en los ojos de un niño. La mar golpea una y otra vez  la patera, cada golpe de mar es respondido por un quejido sordo y seco, como si se fuera a partir en dos. En su interior aferrados a sus vidas, una treintena de personas: hombres, mujeres y niños, venidos de la pobreza, de la guerra y del hambre. Cada golpe de mar es minúsculo comparado con los recuerdos que guardan en sus retinas. El frío, el agua salada que inunda la patera o la noche son un obstáculo más en sus caminos. El sonido de un helicóptero alarma a los viajeros, saben que la costa está ya cerca, pero si son descubiertos el costoso viaje no habrá servido para nada. Algunos se ponen de pie por temor a ser descubiertos y sin quererlo hacen peligrar la estabilidad de la patera. Un nuevo golpe de mar hace que sus sueños sean lanzados a las frías aguas de diciembre, la patera ha volcado y con ella la posibilidad de llegar a una tierra de esperanza. La luz del helicóptero ilumina las oscuras aguas inundadas de personas que intentan mantenerse a flote, el ruido del motor sobrevolando la patera y los gritos unidos al chapoteo del agua han convertido la tranquila noche en una escena dantesca. En la lejanía el sonido de la sirena de una patrullera se une al caos, rápidamente los primeros salvavidas son lanzados al mar y en pocos minutos los primeros náufragos van subiendo a la patrullera. No da tiempo para poder salvar a todos, solo hay cinco tripulantes en la embarcación que deben hacer frente a las vidas de más de treinta personas. La mayoría no saben nadar y las gélidas aguas hacen que sus músculos se entumezcan con rapidez.
Dos horas más tarde los voluntarios de Cruz Roja entregan ropa seca a los supervivientes de naufragio, menos de una veintena, el resto han desaparecido. Solamente unos pocos elegidos habrán conseguido llegar a tierra, pero sus ropas mojadas y las bajas temperaturas harán que no lleguen a la mañana siguiente. El resto yacerán para siempre en lo más profundo del mar.
Por toda la costa el dispositivo de búsqueda se ha activado, la guardia civil rastrea la zona para localizar a los posibles náufragos que hayan pisado la costa. Una pareja observa desde lo más alto de todo el perímetro. La oscuridad hace imposible ver más allá de unos pocos metros, pero en esa oscuridad una pequeña hoguera resalta como un faro en una tormenta, y rápidamente localizan una en el interior de unas pequeñas ruinas cerca de la costa. Los dos agentes se suben en su vehículo y conducen hasta allí.
Una vieja puerta cierra el paso al aire del mar, en su interior alguien se calienta con las pequeñas brasas de un fuego, la puerta se abre y los dos agentes encuentran a dos jóvenes, un hombre y una mujer que amamanta a un bebe. Estos al ver a los dos agentes se asustan pero no tratan de huir, el frió y el cansancio se lo impiden. El más joven de los dos guardias sale y coge del coche una mochila y unas mantas. Se las echa por encima, los dos jóvenes no pueden casi ni moverse, dan las gracias con una  leve sonrisa. Saca de la mochila unos bocadillos y algo de fruta, así como un termo con café caliente, pero un chasquido y la voz de un hombre les interrumpe.
—Central a patrulla cinco.
La voz proviene de los walkie-talkie de los agentes, los dos agentes se miran durante unos interminables segundos. La voz de la central se deja escuchar de nuevo con mayor ímpetu:
—¡Central a patrulla cinco, central a patrulla cinco, respondan!
El más joven de los dos se lleva la mano hacia el micro que llevaba prendido al bolsillo de su cazadora, pero su compañero le sujeta la mano impidiendo que conteste. El chasquido vuelve a producirse y con él la voz de la central:
—Patrulla cinco me reciben.
—Aquí patrulla cinco, —responde el viejo guardia— cambio.
—Indiquen posición, cambio.
—Nos encontramos...
Pero la voz del agente se silencia y pasados unos segundos aquel chasquido vuelve a escucharse.
—No le recibo con claridad, repita posición cambio.
—Nos encontramos —pero ahora el agente si contesta— rastreando la playa, sin novedad.
—Recibido patrulla cinco, abandonen la búsqueda y manténganse a resguardo hasta nueva orden. Se espera la primera nevada del año. Repito abandonen la búsqueda, cambio.
—Recibido central.
El agente no ha dejado de mirar a la pareja, ni al bebe que continuaba  mamado indiferente a todo lo que estaba sucediendo. El agente se sienta en una piedra y sirve un café al joven naufrago, mientras lo hace, le viene a la cabeza la imagen de su nieto que había nacido pocas semanas atrás y piensa que tal vez él también estará en brazos de su madre, mamando indiferente a la primera nevada del invierno.
El chasquido se escucho por última vez esa noche:
—Central a patrulla cinco.
—Aquí patrulla cinco. —Responde el viejo guardia civil.
—Me olvidaba. Feliz Noche Buena, compañeros.


martes, 8 de enero de 2013

El frenazo




Las luces del coche ilumino un bulto en medio de la carretera. El frenazo fue largo e intenso, los ojos de Paco descubrieron aquel magnifico pavo. -Esta noche Buena cenamos pavo. Al llegar a casa exclamo: -¡Mirar lo que nos ha traído Papá Noel! Y su hijo contesto, -¡Mi mascota!