Dedicado
a mi hermana Eva.
Los perros estuvieron ladrando
durante toda la noche. Al principio, solo fue el ladrido de uno, pero
rápidamente, se extendió a todo el valle. Unos golpes secos se mezclaban con
ellos y solo cesaron al alba. Durante las siguientes noches los ladridos y los
ruidos continuaron, no pudiendo localizar su procedencia. Habían transcurrido
ya tres meses cuando unos muchachos de la localidad más cercana del cerro del
lobo, encontraron por casualidad lo que parecía una tumba. Había sido excavada
en la roca y después tapada con grandes piedras. Estás, daban la impresión de
haber sido movidas no hacia mucho.
Horas más tarde, se presentó en
el lugar una comitiva compuesta por el alcalde de la localidad, el sargento de
la guardia civil, el párroco, el maestro y como no podía ser de otro modo, una
decena de curiosos.
El primero en entrar fue el
párroco, por si se tratase de lugar santo. Donde pudiera haberse enterrado a
algún mártir. A continuación el sequito a excepción de los curiosos, que por prudencia,
que no por ganas se quedaron mirando desde fuera. En el interior encontraron un
esqueleto de gran tamaño que parecía un gigante. Había también vasijas rotas
que podrían haber tenido algo de valor pero que ahora no quedaba nada. Así como
una espada ya oxidada que prácticamente estaba desecha y a la que sólo se le
distinguía bien la empuñadura. Al no encontrar nada relevante se decidió o
mejor dicho, el cura decidió que el cuerpo fuera llevado al cementerio del
pueblo y una vez allí, darle cristiana sepultura.
A la mañana siguiente el cura y
los dos enterradores del cementerio llegaron a la tumba y se dispusieron a
recoger el esqueleto. Al moverlo encontraron un cilindro de color plateado,
esté era muy pesado y de un aspecto que no habían visto nunca. El cura al verlo
pidió que se le entregase y mientras los dos enterradores cargaban el cuerpo en
el carro, limpió con su pañuelo el artefacto donde descubrió unos extraños
caracteres. Paso su dedo por ellos como intentando descifrar su contenido,
cuando de repente una fuerte descarga seguida de una potente luz, lo hizo
desaparecer de allí.
Aquella misma tarde se volvió a
tapiar la entrada y se instó a todos los presente a guardar silencio. Desde
aquel día, se conoce el lugar como la loma del desaparecido.
Me ha encantado!!! Esta es precisamente las historias de misterio que tanto me gustan y las que me hacen pensar en que no estamos solos en el universo!!
ResponderEliminarMuchas gracias!! Te quiero!!
Eva
buenooooooooooo
ResponderEliminarMe ha encantado, es increible como mantienes la intriga hasta el final del relato.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Manmen
Genial, como siempre Juanma!!! Ha sido todo un detalle dedicárselo a Eva.
ResponderEliminarEl Misterio, ese calambre que nos remueve las tripas. Resorte de miles de historias. Antigüas, nuevas y siempre frescas al paladar de los enigmáticos.
Manuela. Un besito.