Recuerdo
los veranos en la ciudad con calles vacías y un calor sofocante. Pero del pan con chocolate, al grito de “niños a
cenar”, había transcurrido un suspiro, en el cual habíamos viajado de la luna,
a la isla del tesoro y de mosqueteros a cowboy en bicicleta.
¡Pero
como refrescan las olas de la imaginación!
Eso si que era disfrutar el verano!!
ResponderEliminarEva
Precioso, sigue así.
ResponderEliminarManmen