Aquel hombre musculado con mallas
ajustadas le mostró el gimnasio como si del Prado se tratase. Una por una, le
explicó el funcionamiento de cada una de aquellas diabólicas máquinas. El olor
a lavanda se mezclaba con el sudor y el vapor que emanaba de la sauna. Por fin
llegó a la última, la estrella de la exposición “La Monalisa” de la casa:
“El
ciclo espejismo” una bicicleta
estática sacada de la última saga de Star
Trek o una similar, con una pantalla de no se cuantas pulgadas e interactiva
(Interactiva: palabreja utilizada para no
explicar el funcionamiento absurdo de muchos aparatos que cuando aprietas un comando,
o sea, un botón, no realizan ni por asomo lo esperado). Salió de aquel
ambiente claustrofóbico y emano el aire fresco de la mañana.
Abrió la puerta de aquél olvidado trastero, inundado de recuerdos sin
valor y de recuerdos olvidados. Justo al fondo, como no, detrás de cajas
apiladas de apuntes inservibles de la facultad, se encontraba aquella vieja
bicicleta. Una clásica, que primero perteneció a un tío suyo, solo algunos años
mayor que su hermano mayor y después cuando este ese aburrió, se la cedió al
susodicho hermano y por ultimo cuando ya había pasado de moda, llego a sus
manos, entre las burlas de sus colegas de barrio obrero que se reían del
prójimo por no mirarse en el espejo de su propia lastima.
Limpió el polvo y engraso la cadena, ahora con su bici clásica modelo del
72 y no una burda imitación made in China, estaba listo para pedalear dirección
a la sierra. El pedalear era al principio tosco y cansino, pero una vez en la
carretera y el aire limpio en sus pulmones, se sintió como el niño que había
encerrado en el trastero, y voló.
Voló con el sol iluminando las cumbres
nevadas y el aire acariciando su pelo, acompañado del sonido monótono de su
pedalear mecánico, interactivo:
A
cada pedaleo, la bicicleta con él controlando los comandos, avanzaba hacia una
sensación olvidada.
wayyyyy, me gusta
ResponderEliminarESE TRASTERO ME RECUERDA AL NUESTRO NO??? UN BESOTE.
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