viernes, 21 de junio de 2013

“La felicidad de unas cortinas”


            La única vez que su madre y suegra estuvieron de acuerdo fue en mismo comentario:
            “Aquí deberíais colocar unas cortinas”
            Aquellas ventanas desnudas que regalaban el sol naciente y cada veintiocho días una luna naciente que iluminaba los brotes de  trigo en primavera y en verano la espiga seca balanceada por el viento.

            Se adentraron en al “Carrefurs” con la empresa de tener vestidas las ventanas por la tarde, pero la oferta de 3X2 no les convenció. ¿Que hacer con tres cortinas para una ventana? Y el presupuesto fue canjeado por un 3x2 de paletillas ibéricas y vino de la tierra. Los manjares ibéricos dieron para varias semanas y a primero de mes se dieron un paseo por el “Mercaillo” de pueblo y allí pudieron observar un sin fin de cortinas y estores, pero que al final adquirieron unas botas de fútbol para la hija menor que golpeaba el balón como el mismísimo “Pelusa”

            ...Al final aquellas ventanas desnudas, mostraban la realidad de la vida. Abiertas al mundo infinito, radiaban a ese mundo, la felicidad infinita que aquellas cortinas que nunca tomaron posesión, permitían mostrar, la felicidad de un hogar repleto de amor.