La
única vez que su madre y suegra estuvieron de acuerdo fue en mismo comentario:
“Aquí
deberíais colocar unas cortinas”
Aquellas
ventanas desnudas que regalaban el sol naciente y cada veintiocho días una luna
naciente que iluminaba los brotes de trigo en primavera y en verano la espiga seca balanceada
por el viento.
Se
adentraron en al “Carrefurs” con la empresa de tener vestidas las ventanas por
la tarde, pero la oferta de 3X2 no les convenció. ¿Que hacer con tres cortinas
para una ventana? Y el presupuesto fue canjeado por un 3x2 de paletillas ibéricas
y vino de la tierra. Los manjares ibéricos dieron para varias semanas y a
primero de mes se dieron un paseo por el “Mercaillo” de pueblo y allí pudieron
observar un sin fin de cortinas y estores, pero que al final adquirieron unas
botas de fútbol para la hija menor que golpeaba el balón como el mismísimo “Pelusa”
...Al
final aquellas ventanas desnudas, mostraban la realidad de la vida. Abiertas al
mundo infinito, radiaban a ese mundo, la felicidad infinita que aquellas
cortinas que nunca tomaron posesión, permitían mostrar, la felicidad de un
hogar repleto de amor.
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