Para
que una semilla de frutos, primero tenemos que preparar el terreno, después elegimos
las mejores y las plantamos. Tenemos que regarlas y evitar que los insectos y
las malas hierbas las estropeen, las infecten y sobre todo, tener la convicción
que crecerán y darán sus frutos.
De
esta misma forma debemos tratar a nuestros pensamientos e ideas.
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