Al
principio solo fue un pequeño tallo saliendo de la tierra, conforme crecía
comenzaron a salir unas yemas y casi al mismo tiempo unas pequeñas espinas. El
tallo fue creciendo y las yemas se abrieron mostrando unas redondas hojas
aserradas y unas espinas afiladas. El primer día que vio aquel pequeño tallo,
con las espinas, tuvo la intención de arrancarlo, pero hubo algo en su interior
que le pidió que no lo hiciera, quiso darle una oportunidad. Semanas más tarde
aquel tallo se convirtió en un arbusto repleto de espinas y en lo más alto de
sus tallos, regalaba olorosas flores rojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario