Al dejar
caer la pastilla en el vaso de agua comenzó a efervescer. Mil burbujas
resonaron en el interior y me hizo retroceder hasta esos días de colegio donde en
veinte minutos escasos, emulábamos a nuestras estrellas del deporte. Un patio
de colegio donde todo era posible, con mil burbujas moviéndose al unísono.
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