jueves, 21 de febrero de 2013

Estudio




            No sabían donde se encontraban, llevaban tres días caminando sin saber muy bien donde ir. Subieron a una pequeña colina para divisar mejor aquella tierra. Desde allí pudieron observar una gran llanura parecida a la sábana pero sin ningún animal. A lo lejos, si pudieron observar otro grupo que como ellos, se desplazaban sin ninguna dirección aparente. Giraron y se dirigieron también a la colina. Al verlos acercarse se escondieron por miedo a que fueran hostiles. Tras  obsérvalos durante un rato, decidieron salir y comunicarse con ellos. Al principio  el otro grupo se mostró a la defensiva con miedo, pero poco a poco, se fueron relajando. Intentaron comunicarse pero eran de nacionalidades diferentes, al final pudieron entenderse en una tercera lengua que ambos conocían.  Aunaron esfuerzos y continuaron el camino. Encontraron un árbol con unos frutos parecidos al mango que al probarlos descubrieron un sabor agradable y dulce. Acamparon bajo el árbol, buscaron leña y descansaron al calor de la hoguera. Se preguntaron donde estaban y como habían llegado hasta allí, ninguno recordaba nada anterior a los últimos días. Solo recordaban, como en un sueño estar en su dormitorio o conduciendo y una luz que lo ilumino todo. Mientras conversaban la luna iluminaba la sábana y observaron que no había animales. En los días que  llevaban allí ni siquiera habían visto pájaros.
De repente en el horizonte vieron algo que les dejo paralizados, no eran capaces de entender donde podían estar. En aquel horizonte iluminado, una segunda luna había comenzado a aparecer.

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