jueves, 7 de febrero de 2013

La deuda




Llegaron de madrugada, con la legitimidad que dan las armas. Se llevaron al mayor de los hijos de la viuda, con solo veintidós años. A la noche siguiente lo llevaron magullado y dolorido a la tapia del campo santo y unos de los verdugos, fusil en mano preguntó al compañero:

─¿Otro poeta?

─No, este no. Este es nieto de uno que no pago una deuda.

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